Este blog, como muchos, ha surgido en un momento de
cambios en mi vida, de aceptación de quién soy y de ganas de ayudar a quienes,
como yo, a menudo han tenido que dar demasiadas explicaciones a gente que, por
el simple hecho de necesitarlas, nunca las iban a comprender.
La obesidad es un problema, tanto a nivel de salud
física como de estado mental y emocional, y parece afectar cada vez a más
personas, entre las cuales me incluyo. Vivimos en una sociedad que nos
bombardea con prejuicios, estereotipos y convenciones constantes sobre cómo
deberíamos ser, qué necesitamos poseer y cuán responsables somos de las
desgracias que nos pasen. Lo vestimos de progreso, de globalización y
tendencias, cuando no deja de ser otro medio de control de masas como lo han sido
antes otras corrientes que ahora nos parecen farsas evidentes.
Existen, por supuesto, reaccionarias en contra de
ello que defienden sus curvas y reivindican su hermosura, el derecho a encajar
en una sociedad que cada vez acota más sus estándares de belleza y castiga con
el látigo de la culpa a todo el que no sigue las mil órdenes que la televisión,
revistas y medios de todo tipo abocan sobre los débiles que tenemos complejos
que alimentar. Aun así, no quisiera, por ello, caer en la beligerante postura
de no querer formar parte de lo que puede ser divertido y psicológicamente sano
como la moda, el cuidarse y dedicar un tiempo de tu vida a ti mismo.
No nos engañemos, aunque la palabra dieta me de
alergia y odie profundamente “pasar por el aro” para conseguir adelgazar, sigo
intentando cuidar mis hábitos, mejorar paulatinamente lo que no hago bien en lo
que a salud alimentaria se refiere y cuidar mi aspecto físico, no sin
concederme ocasionalmente algunos permisos si son merecidos.
Eso sí, tras años y años de dietas, efectos yo-yo,
frustraciones y quilos y quilos acumulándose en cada rincón de mi cuerpo, si
hay una cosa que he aprendido es que jamás seré capaz de ayudarme a mí misma si
no me creo que valgo lo suficiente como para ni siquiera intentarlo. Personalmente,
lo que peor llevo de mi obesidad es el modo exagerado en que repercute sobre mi
autoestima, los quilos pesan más en mi consciencia que en mi cuerpo y lo único
que me ayuda es luchar por sentirme atractiva (o como mínimo decente) y no
tirar la toalla con mi aspecto físico. La belleza exterior no tiene por qué
estar tan limitada como nos venden constantemente, y me siento fuerte cada vez
que consigo demostrármelo a mí misma. Los diez minutos que dedico al día a
arreglarme hacen más por mí que las mil veces que me he sentido culpable por
algo que haya comido. Me ayuda a conseguir la energía que necesito para seguir
luchando por perder peso y sentirme mejor.
Con este blog tengo la intención de compartir las
pequeñas cosas del día a día que personalmente me ayudan a sobrellevar mi
obesidad y contagiar de optimismo a la gente que se encuentre en mi situación o
que, simplemente, tenga ganas de compartir reflexiones y experiencias sobre los
temas que vayamos tratando. Si consigo llevar adelante este proyecto, en este
espacio vais a encontrar desde consejos de moda, a recomendaciones de tiendas y
recetas bajas en calorías hasta reflexiones personales sobre mis preocupaciones
o pequeños triunfos.
¡Ahí queda eso! :-)
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